smile

smile

Un día la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos hay que hacerse cargo.
A veces es necesario dar vuelta a la página y empezar de cero, aunque cueste o duela.
El mejor guerrero no es aquel que triunfa siempre sino el que vuelve sin miedo a la batalla.

domingo, 26 de julio de 2015



Día 15


-¡Leah!- mierda, pensé.
Entonces me separé bruscamente de Alex y este hizo lo mismo. Estaba muy agitada, el corazón se me empezó a acelerar y notaba como me sudaba todo el cuerpo. Miré a Alex que estaba petrificado mirando al suelo con los ojos como platos. ¿Jorge nos habría visto? En ese momento Alex se llevó los brazos al pecho cruzándolos con mucha fuerza y me pareció hasta que no respiraba.
Cuando Jorge estuvo lo suficientemente cerca, estaba sonriente. Eso solo me llevaba a una conclusión… no nos había visto. No puedo creerme lo increíblemente suertuda que soy.
-Hey Jorge-saludé- ¿no tenías que estudiar?
-Sí, pero tuve que salir a comprarme algo para comer, estoy solo en casa.
Luego cuando por fin se percató de la presencia de Alex se acercó a él y como de costumbre choraron las manos. ¿Por qué siempre tiene que chocarse de esa manera los chicos al verse? ¿No se pueden saludar y ya está?
-¿Qué? ¿Enseñándole  a mi novia a tocar la guitarra?-señaló mis brazos, donde aún se encontraba el instrumento.
-Yo creo que ella podría darme clases a mí- Jorge se sorprendió-toca muy bien- añadió Alex.
Nunca le había mencionado a Jorge que tocaba la guitarra, en realidad la única persona que sabía que yo tocaba la guitarra era mi padre. Nunca sentí la necesidad de contarlo porque no me parecía importante.
-¿Por qué desconocía esa capacidad de ti?- me tocó la punta de la nariz  y me encogí de hombros ante su pregunta- Con razón mirabas con tanta atención al concierto el otro día. Resulta que mi novia sabe de música y no me entero- me reí de la expresión exagerada que puso- ya pensé que observabas a Alex y me iba a quedar sin novia…
-¡QUÉ DICES!- le golpeé el brazo y volteé la vista al otro lado.
Alex abrió los ojos de par en par.
-¡Qué barbaridades dices!- dijo. Se notó su nerviosismo.
-Sí- se rió Jorge tocándose el brazo en el que le había golpeado. Me había pasado un poco- oye- llamó mi atención- yo quiero oírte tocar.
-Otro día, tienes que estudiar- quería que se fuera ya, estaba de lo más incómoda.
-Por favor- me rogó.
Suspiré dándome por vencida finalmente.
Me coloqué la guitarra y me puse en posición para comenzar a tocar, pero antes miré a Jorge que me observaba con una sonrisa, y luego a Alex que simplemente me miraba con atención.
Suspiré y me dispuse a tocar una cover de ‘’Demons’’ de Imagine Dragons. Siendo sincera no me la había preparado pero la canción me encantaba y me sentía más que cómoda y a gusto. Sonreí al notar que me salió bastante bien. Intenté no profundizar en la canción y solo les mostré un fragmento de la melodía.
-Guau- se maravilló Jorge.
-Increíble, ¿verdad?- sonrió Alex- tienes un genio musical como novia.
-Exagerados- comenté mientras hallaba la funda de la guitarra para guardarla.
-Si cantaras te contrataría en mi banda y todo- dijo Alex.
No pude evitar reírme ante aquella oferta. Además creo que me sonrojé. La idea de hacer un dúo con Alex me vino a la mente e hizo que me sonrojase. ¿Lo imagináis? Cual película, cuando la chica empieza a cantar y luego aparece el chico. Ella se sorprende y camina hacia él asustada, pero este camina decidido hasta ella. Cuando uno está frente a otro, sus manos se rozan por ‘’casualidad’’ y las acaban entrelazando. Ese gesto les hace sonreír a los dos. Cuando por fin acaba la canción, se quedan unos minutos mirándose a los ojos y se van acercando lentamente hasta que sus narices se tocan, y acaban fundiéndose en un beso apasionado. Luego... ¡QUE ANDAS PENSANDO LEAH! Por dios santo… estaba empezando a volverme loca.
Cuando por fin volví a la realidad, pude ver que Jorge y Alex estaban hablando entre sí. Por lo visto iba a ver una fiesta en Peter’s el fin de semana que viene y Alex nos estaba invitando.
-Entonces, ¿queréis venir?- preguntó ilusionado.
-Por mi sí- habló Jorge- ¿Leah?
Suspiré. Mis ganas de ir a una fiesta eran las mismas que las de ir a clase un lunes, incluso peor. Pensar en aquel local abarrotado de gente bailando, cantando, saltando, bebiendo y derramando bebidas por donde quiera que pasaran me entraban náuseas. Sin hablar de las fans locas y enamoradas de Alex. Allí estarían, en primera fila chillándole e intentado ligar con él.
Repugnante.
-¿Y bien Leah?- insistió Alex
-Estaría genial- sonreí falsamente.
De verdad agradecía que nadie pudiese escuchar mis pensamientos, la mayoría de las veces era muy cruel.
-Chicos- dijo Jorge- me tengo que ir a comprar el almuerzo que todavía no he terminado de estudiar- miró su reloj desesperado, acto seguido le dio una palmada a Alex en la espalda y me besó cortamente en los labios-luego te llamo amor – y se fue prácticamente corriendo.
Este chico no era normal.
En cuanto Jorge desapareció de mi vista, mi cerebro automáticamente recordó lo que había pasado antes de que Jorge apareciera. Empecé a ponerme algo nerviosa, sentía un gran nudo en el estómago, mi respiración se entrecortó cuando me armé de valor para mirar hacia Alex, pero él estaba muy tranquilo. ¡¿CÓMO PODÍA ESTARLO?! Es decir, casi besas a la novia de tu mejor amigo y yo casi engañó a mi novio con su mejor amigo. Esto es de locos.
-Bueno Leah, me voy- se levantó del banco más que sonriente- nos veremos la semana que viene supongo- en serio acababa de olvidar lo que pasó, ni si quiera íbamos a  hablarlo. Me está vacilando. Que rápido pasa página este chico.
-Mmm- mi cara era  un poema- sí, hasta luego.
Entonces se marchó.
Pero… ¡quién se creía que era! ¿Su muñeca? Pensaba que me iba a utilizar donde quiera y cuando quiera, ¡la lleva clara! Yo no era el títere de él ni de nadie, se cree que puede venir cantarme una canción con su voz increíble e intentar besarme y luego fingir que nada ocurrió. Conmigo no. Ya puede ir buscandose a otra, porque esta de aquí no iba a caer en su jueguito por muy guapo, atractivo, buen cantante… que se crea.
Lo que no termino de entender es…¿por qué me siento tan enfadada? Yo estoy saliendo con Jorge y lo quiero… o eso creo.
-No digas estupideces Leah, claro que lo quieres – me hablé a mi misma tratando de contenerme.
-Eres patética- me giré bruscamente encontrándome con Stephanie. La chica rubia del instituto a la que había escuchado que iba a tirarse a Alex.
-¿Y tú qué quieres ahora?- la miré con asco.
-No te conviene nada ligarte a Alex- ¿pero qué dice esta tía?
-Tranquila es todo tuyo- aunque le había respondido eso, no estaba tan segura de ello.
-Me parece que no. Vi como cantabais la canción y está bastante colgado contigo.
-Si tú lo dices- me giré tratando de ignorarla. Se me agotaba la paciencia.
Con la misma, me agarró del brazo y me giró bruscamente hacia ella.
-Aléjate de Alex- me amenazó.
Me solté de su agarre y ella se fue por donde había venido. ¿Y esta quién se cree que es?

martes, 24 de marzo de 2015



Día 14 

Ya había acabado todos mis deberes y hoy milagrosamente no tenía que estudiar. ¿Qué podía hacer? Jorge hoy no podía quedar porque tenía un examen el lunes y no había estudiado nada en toda la semana. Este Jorge, siempre dejándolo todo para el último momento. Había llamado a Kaytlin esta mañana y me dijo exactamente con palabras textuales ‘’ ¡por qué narices no habré hecho todos los deberes en su día!’’ Con esto supuse que se habría pasada toda la semana de vaga dejando los deberes y ahora tendría una tonelada de cosas que hacer. A veces ser empollona mola… solo a veces. ¿Qué estoy haciendo con mi vida?
En estos momentos estaba tirada en mi cama, mirando para el techo, ¿divertido verdad? Mi vida es tan emocionante como ver películas en blanco y negro sin sonido, como las que guarda mi abuela en el trastero. Estas películas no pueden ser más aburridas porque es imposible y lo digo de verdad. Cada vez que voy a visitar a mi abuela las tengo que ver… se piensa que me resultan interesantes o algo por el estilo. Encima las vemos en un proyector- sí en un proyector antiguo, del año anterior a Cristo-, ¿no las podíamos ver en un DVD? Estamos en el siglo XXI.
Bueno pasando de este recuerdo… lo mejor sería levantarme de la cama. Siendo sincera me estaba muriendo de hambre y si me quedaba mucho tiempo más en la cama no me iba a levantar seguro. Así que finalmente me levanté, después de haber estado más de una hora ahí tirada sin hacer nada. Cuando ya había luchando contra mi gandulismo, fui a la cocina. Agarré un paquete de galletas en la despensa, no tenía ganas de prepararme nada, y volví a subir hacia mi habitación. Cada vez me costaba subir más las escaleras, ¿es que cada día se sumaba una o algo así? Pasé por el pasillo para llegar a mi cuarto pero antes pasé por la habitación de mi padre y vi en un rincón la guitarra de mi madre. Sí, mi madre tocaba la guitarra y ella me enseñó a mí. Desde los cuatro años más o menos tocaba la guitarra, pero cuando ella se fue, por así decirlo, la dejé de tocar. Recuerdo que nos gustaba ir al parque y tocarla allí. Además ella cantaba –tenía una voz maravillosa-, y cuando terminábamos de tocar, las personas que pasaban por allí nos aplaudían, era una sensación indescriptible.
No pude evitar sonreí ante el recuerdo, me dieron muchas ganas de tocar en aquel momento, y así lo hice. Cuando acabé de comerme mis galletas, me fui con la guitarra al parque. Me senté en el mismo lugar en el que ella y yo nos sentábamos y abrí la funda que contenía el instrumento. Dentro me encontré las partituras con todas las canciones que reversionaba mi madre y algunas hechas por ella misma.
Miré a mi alrededor y no había mucha gente hoy, solo un par de niños jugando y sus madres que conversaban animadamente entre ellas.
Comprobé que la guitarra estaba afinada y así fue. Perfecta. Entonces comencé a tocar algunas acordes a ver si recordaba como tocarla. Para mi sorpresa me había salido muy bien, finalmente me solté y la música salió naturalmente, como si nunca hubiese dejado de tocar.
Toqué she will be loved de Maroon 5, era una de mis canciones favoritas que yo solía tocar con mi madre. De repente se unió a mi melodía una voz que me resultó increíblemente familiar y alcé la cabeza para ver quién cantaba mientras yo tocaba la guitarra.
Alex
Tenía que admitir que su voz era increíble. Yo le seguí acompañando con la guitarra y mientras tanto, el cantaba la canción, bueno la cantaba para mí. No nos paramos de mirar en todo el tiempo que duró la melodía. Me era inevitable desviar la mirada de la suya. ¿Por qué siento que el corazón me va a explotar?
No era nada malo que estuviésemos allí cantando y tocando la guitarra… ¿verdad?
-…and she will be loved – y concluyó.
Perfecto.
Me sonó tan bien. Parecía que habíamos estado ensayando mucho tiempo para hacer aquella melodía.
-No sabía que tocabas la guitarra- no pude decir nada, estaba como hipnotizada por su mirada- Jorge no me dijo nada, solamente me dijo que estudiabas para no sé qué de laboratorio.
-Ingeniería de laboratorio- le corregí, por fin conseguí hablar. Él rio.- y Jorge no sabe que toco la guitarra-le hice saber.
-¿Por qué?-me encogí de hombros ante su pregunta- tocas muy bien- le sonreí-¿quién te enseñó a tocar?
-Mi madre- agaché la cabeza porque se me humedecieron los ojos.
-Perdón- me dijo.
-Da igual- sonreí sin ganas.
-Toca otra canción- me dijo de repente.
-¿Otra vez?- me quejé un poco.
-Venga, por favor- me hizo un puchero.
Negué con la cabeza y me mordí el labio ocultando una sonrisa.
La verdad es que no tenía ni idea de cuál tocar. No se me venía ninguna canción a la cabeza en este momento. Miré un momento hacia adelante y dejé la mirada perdida un momento para pensar. Suspiré, mi repertorio estaba muy anticuado. Creo que debería tocar la guitarra un poco más a menudo.
La verdad es que al finalmente le toqué un pedazo de Thinking Out Loud. Últimamente había estado un poco enviciada con esa canción, la escuchaba a todas horas. Estoy segura de que al final me terminaría cansando de ella, como siempre. ¿No os pasa que os gusta mucho en una canción y las escucháis a todas hora y al final la acabas odiando? La historia de mi vida.
No le toqué demasiado de la canción, la verdad es que era muy reciente y la había improvisado en el momento como pude. La de Maroon 5 no me costó demasiado porque andaba todo el rato tocando esa canción cuando cogía la guitarra más a menudo. En algunas partes levantaba la cabeza y vi como Alex sonreía de oreja a oreja, acompañado de un brillo en sus ojos.
-Me encantó- dijo cuando acabé y volví a respirar. ¿Hacía calor no?
-Gracias- contesté tímidamente.
Nos quedamos un rato mirándonos fijamente, sin decir nada. Me sentía muy incómoda por su mirada y la verdad es que no tenía ningún tema de conversación del que hablar en ese momento, y él tampoco decía nada. Que me mirara así, además me ponía muy nerviosa y aún más incómoda. El aire de mi alrededor se comenzó a enrarecer ya que empecé a respirar más seguidamente y algo agitada, y por último sentí mi corazón enloquecer.
Agaché mi mirada, apartando mis ojos de los suyos y suspiré. Entonces sentí el roce de su mano acariciando mi barbilla, levanté mi cabeza y me sorprendí al encontrarme con su rostro casi pegado al mío. Miré directamente a sus ojos y al mismo tiempo mi mirada bajó hasta sus labios, que estos estaban entreabiertos. Su mano, que se encontraba en mi barbilla, pasó a mi cuello, agarrándolo ligeramente y su pulgar acariciaba suavemente mi mejilla. Con su mano fue acercándome lentamente a él. Nuestras respiraciones se unieron y antes de cerrar mis ojos, le miré por última vez.

jueves, 19 de febrero de 2015



Día 13
Pi, pi, pi, pi, pi…
El dichoso ruidito del despertador no paraba de sonar, sin cuán ganas tuviese yo de levantarme de mi cama-¡estaba tan calentita!-, que vida más dura. Saqué una de mis manos de debajo de las sábanas y palmeé la superficie de mi mesita de noche intentando dar con aquel cachivache tan molestoso. Cuando por fin lo apagué volví a meter mi brazo bajo las mantas. Por fin paz y tranq…
Pi, pi, pi, pi, pi…
Maldición. Había olvidado que lo tenía en modo repetición. ¿Por qué a mí? Me refugié bajo las sabanas intentando no escuchar el ruido tan molesto, pero no funcionaba. Escuché unos pasos en mi habitación y finalmente mi despertador cesó…
-¿Leah?- me llamó mi padre, ahora desde el pasillo.
Me quité las mantas de la cara y fui abriendo los ojos lentamente para no quedarme ciega, pero mi propósito fue en vano cuando a mi padre se le ocurrió encender la luz para asegurarse de que no estaba dormida.
Genial papá
-Buenos días cielo- decía mientras se acercaba a mí para besarme en la frente.
-Buenos días- dicho esto se fue a trabajar y yo me dediqué a espabilarme.
Me levanté muy perezosamente de mi cama y me vestí con lo primero que encontré en el armario. Cualquier chica que se pegaría media hora decidiendo que ponerse, pero ¡qué flojera! No sé cómo es que se pegan tanto rato, yo tengo demasiado sueño como para pensar. ¿Y el pelo? O sea, ellas siempre están con el pelo perfectamente liso-parece que está lamido por una vaca-, o tienen peinados increíblemente difíciles de hacer y más con mis ánimos mañaneros. Si me cuesta hasta hacerme una coleta…
Tardé más de lo normal en tomarme mi tazón de leche para finalmente irme. ¡Qué mala gana! Odio los lunes y para colmo, hoy era el peor día de la semana en la universidad. No sé si lo habré dicho antes, pero me gustaría ser ingeniería de laboratorio, así que imagínense mis asignaturas. Lo sé soy masoquista, pero me fascina de verdad, aunque lo que no me hace tanta gracia son las matemáticas…  ¿para qué necesito saber hacer un binomio de newton?
Volviendo a que tarde como diez mil años en prepararme esta mañana, finamente ya había llegado a la universidad y me encontré a Jorge en la puerta.
-Hola hermosa- me besó cortamente en los labios.
-Hola- le sonreí.
No pudimos hablar mucho tiempo porque no tardó mucho en sonar el timbre para las clases. Me tocaba biología…


Comida
Comida
Me muero de hambre
Quedaban cinco minutos para que sonase el timbre para el almuerzo. No sé si se habrá notado pero… ME ESTABA MURIENDO DE HAMBRE. No podía concentrarme en la clase con la barriga vacía. Me quedé mirando el reloj fijamente. ‘’Sí Leah, controlas el tiempo’’ pensé.
El profesor de matemáticas terminó uno de los ejercicios y seguidamente miró su reloj de muñeca.
-Todavía quedan 45 segundos- sonrió alegremente con cara de loco y se giró hacia la pizarra para hacer otro ejercicio.
¿EN SERIO?  
-No, profe- se quejó toda la clase.
-Hay que aprovechar el tiempo-contestó- a ver…- entonces sonó el timbre- bueno se acabó- y se fue.
El señor Smith me cae genial pero está loco y a veces su risa da miedo.
Me dirigí a mi taquilla y cambié los libros para las últimas horas de mi día de hoy. Por fin iba a comer, ¡qué hambre tengo por dios! ¿Lo había dicho ya?
Cuando finalmente llegué a la cafetería, pedí una rica hamburguesa y una botella de agua. Miré a mi alrededor con el objetivo de encontrar una mesa vacía, pero me encontré con Kaytlin que me arrastró hasta su mesa y me obligó a sentarme con ella.
-Chicos- anunció- esta es Leah- sonreí tímidamente.
-Hola- moví mi mano en modo de saludo.
-Hola Leah, yo soy Michael Evans- y estrechó mi mano, me pareció simpático. Era alto, de pelo rubio con los ojos marrones claritos. Vestía como cualquier chico de universidad.
-Yo soy Jessica Olson- y me sonrió. La chica era muy guapa y bajita. Su pelo largo negro con ondas y sus ojos azules combinaban a la perfección.
-Encantada- dije sincera.
Cuando acabamos las presentaciones por fin me senté y me zampé mi amada hamburguesa con la cual había soñado toda la clase de matemáticas. Además estuvimos charlando animadamente todo el almuerzo. Eran unas personas muy agradables, siempre tienen algún tema de conversación del que hablar.
Jorge llegó tarde al almuerzo, no sé por qué. Cuando compró su comida se sentó a mi lado
-Tenías hambre- señaló mi plato- pensaba llegar y que al menos todavía estuviese comiendo para hacerte compañía- me reí y me sonrío. ¿Cómo podía ser tan bueno?
Jorge, Michael, Kaytlin y Jessica ya se conocía de antes así que nuestra mesa no paró de hablar.
-Jorge eres la persona más rara del mundo- espetó Jessica
-No es verdad- se defendió.
-Bicho raro- se carcajeó Michael.
Estaba en el medio de una pelea.
-Leah defiéndeme- hizo un pucherito que me causó mucha ternura.
-¿A quién no le gusta el chocolate Jorge?-le atacó Michael
- A mí- murmuró él.
-Pues eso, bicho raro- habló Jessica.
Michael y Jessica chocaron los puños y Jorge puso muy mala cara y aunque me diera mucha pena Jorge, no podía parar de reír. Eran unos genios haciendo bullying.
Mientras ellos seguían en su discusión escuché a una chica hablar de la banda de Alex. Me llamó mucho la atención y escuché atentamente lo que decía.
-¿Vamos a ir hoy al bar para ver a la banda, no?- dijo una chica alta de pelo castaño y ojos negros.
-Sí, obvio- respondió una chica rubia-teñida, se notaba a leguas-, ojos azules y con un culo exageradamente enorme- de hoy no pasa, pienso ir a por Alex- dijo decidida… Piensen en una palabra que empieza por z- y acabé por –orra.
Genial… otra candidata para Alex.
Después de haber escuchando aquella conversación, sonó el timbre y me fui a clase indignada.

viernes, 16 de enero de 2015



Día 12


La noche se me hizo eterna. Peter se llevó a Jorge para enseñarle todo el establecimiento, o eso creo, en un momento de la conversación yo estaba en otro mundo. Yo me quedé allí sentada esperando a que Jorge volviese. Tenía mucha curiosidad por saber como Jorge había conocido a un tipo como Alex. No es que me moleste su amistad ni nada por el estilo pero no sé, son tan diferentes que me cuesta creer que ellos pudieran ser amigos. Alex era tan guapo… es decir, no digo que Jorge no lo sea, me refiero a que su amigo es el típico chico que deja a todas embobadas, aquel que puede tener a todas a sus pies y bueno, Jorge podría conseguir también a cualquiera pero es que Alex sería capaz de desmayar a una chica con el simple hecho de soplarle o algo así.
Mientras Jorge hablaba con Peter- creo que estaban dentro del cuarto del personal, ¿qué hacen allá dentro?-, estaba mirando como la banda daba el concierto de todas las noches. Todas, pero todas las chicas del local estaban alrededor del escenario gritando como unas locas. Son demasiado exageradas. Ponían más fanatismo a Alex, por supuesto, los otros integrantes estaban bien, pero no tanto como el vocalista.
En un momento dado, cuando Alex estaba cantando -tengo que admitir que me encanta su voz-, se acomodó el pelo hacia atrás y las chicas gritaron mucho más. Me van a perforar el tímpano. Luego una chica intentó subirse al escenario pero un guardia- ropero le impidió el paso. La sacó con una mano de aquel lugar y no pude evitar reírme ante aquella situación. La chica pataleaba como una loca para zafarse del agarre pero al final acabó en la calle. Me estaba riendo de la chica y Alex se dio cuenta de ello, a lo que me respondió encogiéndose de hombros y además dedicándome una sonrisa. Arqueé un ceja y desvié mi mirada-intentando parecer antipática- de sus dos gemas de color verde.
-Bueno-habló Alex- esta va a ser la última canción de esta noche-entonces se escucho el lamento de miles de chicas.
Alex no pudo evitar reírse y empezó a cantar de vuelta. La canción duró mucho menos que las otras o eso me pareció. Él estaba completamente sudado, aún así, parecía una estrella de cine. ¿Cómo se podía ser tan guapo y odioso a la vez? Odio a la gente creída de verdad que no la soporto. Volviendo a que Alex estaba sudando, al acabar la canción agarró un borde de su camisa y se limpió la frente con ella, dejando mostrar una pequeña parte de su increíble abdomen.
-¡Qué se la quite!- gritó una chica. No pude evitar poner mala cara, ¿se volvió loca?
Alex se rio e ignoró lo que la chica había dicho.
-¡Eso!- y empezaron todas a gritar lo mismo.
Alex echó una miradita a la banda y le dijeron algo que no pude descifrar y acto seguido él se mofó de lo que habían dicho y se sacó la camisa finalmente. Me quedé boquiabierta y sobra decir que casi me quedo sorda con todos los gritos que se escucharon dentro del local. Alex tenía un físico de diez. Se le veía la ‘’v’’ perfectamente marcada entre sus pectorales de escandalo, su espalda era como la de un nadador-perfecta-. Y bueno, no hace falta que diga que tenía una tableta de chocolate INCREÍBLE. No pude dejar de mirarle en ese momento, estudiando cada parte de su tronco superior.
-¡Qué personaje!- se carcajeó Jorge mientras se sentaba a mi lado.
Tenía muy buen humor.
-Sí- le correspondí.
-¿En qué pensabas?- dijo acercándose a mí y rodeándome con su brazo.
-Nada-me pegué más a él entrelazando mis manos por el otro lado de su cintura- estaba mirando a la banda- le dije nuevamente.
-Son buenos, cantan muy bien- murmuró
-¿Me preguntaba…- comencé.
-…cómo conocí a Alex?- me interrumpió.
Le miré arrugando el entrecejo, ¿cómo sabía que le iba a preguntar?
-¿Sabías que te iba a preguntar eso?- me entró curiosidad.
-Sí- sonrió- habrás pensado que somos muy diferentes como para ser amigos- pues sí, había pensado exactamente eso.- Conocí a Alex en el instituto, más o menos cuando teníamos trece años. Él era como el guaperas, ¿sabes? No sé si habrás notado que anda con cualquiera- para nada… que se note el sarcasmo.- Alex era popular y yo bueno, pasaba desapercibido- se encogió de hombros al decir aquello.- Un día nos tocó hacer un trabajo juntos a cortesía de la profesora, me quise morir. ¿Qué a una persona como yo le toqué con un popular? Eso es prácticamente que te toqué hacer todo el trabajo- me reí.- Pero fue todo lo contrario a lo que yo me esperaba. Cuando se acercó a mi mesa para ponernos manos a la obra, se presentó, muy amablemente, y sorprendentemente me ayudó en todo el trabajo- puso cara de sorprendido- Me pareció un tipo genial pero, ¿un popular y un friki? -asentí haciéndole entender que le entendía.- Un día me lo encontré en el baño…- paró un momento, estaba recordando aquel día- llorando. No sé por qué, nunca me lo contó. Obviamente me acerqué a él para ver que le pasaba y si podía ayudarle en algo. Me dijo que no necesitaba mi ayuda y que me fuera, pero no pude dejarle ahí en ese estado. Sus amigos – remarcó esa palabra haciendo el gesto de las comillas con sus dedos- no le hicieron ni caso. Me quedé con él hasta que se le paso y bueno desde ese día fuimos amigos- me pareció un momento tan tierno, se me dibujó una sonrisa.- Además, Alex me dijo que nunca habían hecho algo semejante por él y me dio las gracias por ello-me miró.- Recuerdo que la primera vez que los populares se metieron conmigo, se metió en una pelea solo para defenderme- se mordió el labio- nos metimos en un buen lío- me sonrió inocente.- Es un tipo genial, aunque no me gusta que ande con todas las chicas, es todo un don Juan-dio en el clavo con esa comparación- Es muy buen chico y supongo que ya encontrará a una chica que le haga abrir los ojos- no podía creer lo admirable que era Jorge, nunca se enfadaba por nada y nunca juzgaba- ¿Te quedaste muda?- es verdad que no había hablando en todo la historia que él me había contado.
-No- negué- estaba intentando entender la historia y no quería interrumpir. Pues supongo que no es tan mal chico como yo pensaba- le confesé a Jorge.
-Intenta ocultarlo – miró a Alex- no sé por qué y no quiero presionarle a contármelo.
Ya era muy tarde, teníamos que volver a casa y Jorge fue a despedirse de Peter… si van a tardar como antes jamás llegaré a mi casa. Me apoyé en la puerta del recinto, con los brazos cruzados a la altura de mi pecho y además con la cabeza ligeramente apoyada a la pared. Mientras esperaba  vi como Alex  hablaba con un componente de su banda, en ese momento me miró y se disculpó con el chico con el cual hablaba, palmeándole el hombro y se acercó a mí. ¿Qué quiere ahora?
-Leah- me llamó.
Le miré esperando a que prosiguiera.
-Quería disculparme por mi comportamiento de antes, no sabía que eras la novia de Jorge- se pasó la mano por la nuca- espero que podamos ser amigos. Él es un gran chico, cuídale mucho.
-Todo bien- intenté sonar sincera- y descuida, le cuidaré- sonreí.
En ese momento se acercó Jorge.
-Chaval, como mi chica no eh- dijo en tono bromista.
-Eso está más que hecho- sonrió.
-Bueno, ya nos vamos- dijo Jorge.
-Vale- habló Alex- adiós tío- le dio un apretón de manos.- Bueno Leah, espero conocerte más y pásense por aquí cuando quieran- nos ofreció.
-No lo digas dos veces- contestó Jorge.
-Gracias Alex, yo también espero conocerte mejor- dije finalmente.