smile

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Un día la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos hay que hacerse cargo.
A veces es necesario dar vuelta a la página y empezar de cero, aunque cueste o duela.
El mejor guerrero no es aquel que triunfa siempre sino el que vuelve sin miedo a la batalla.

martes, 21 de octubre de 2014



Día 11


Estaba esperando a que Jorge me pase a buscar. Ya había hablando con mi padre de que hoy iba a salir, aunque a él no le gusta absolutamente nada la idea de que yo tuviese novio. Es el típico padre celoso y controlador, que piensa que su hija es solo de él y de nadie más. Además de estas cosas de novios se encargaba mamá ya que ella era mucho más comprensiva y él… bueno era un poquitín amargado.

Al parecer sonó el timbre y ni si quiera lo escuché. Elena acompañó a Jorge a la cocina donde yo me encontraba. Me asusté al verlo así de repente, parecía que hubiese entrado sin permiso por la puerta de atrás como suele hacer a veces por las noches cuando viene a visitarme. Aunque de eso no tenía porque enterarse papá. Él supo enseguida lo que le iba a preguntar debido a mi expresión.
-Elena me abrió- cruzó los brazos en su pecho- ¿estás bien? ¿O vives en otro mundo?
Le golpeé en las costillas con el codo.
-Deja de reírte de mí-dije.
Se siguió riendo y agarró mi mano para irnos.
¿Estás lista?- me preguntó.
-No espera, tengo que ir a coger una cosa a mi cuarto- le dije que me esperara en la cocina pero vino conmigo.
Subimos la escalera y cuando abrí la puerta me acordé que no había ordenado la habitación y tenía toda la ropa tirada por el suelo.
-¿Pasó un huracán por tu vestidor?- y empezó a reír a carcajadas.
Él estaba parado como un pasmarote riéndose en el pasillo y entonces le cerré la puerta y dejó de reírse.
-No es gracioso-murmuró
-Pues a mi si me hace gracia-dije riendo todavía.
Cogí una chaqueta y salí de mi cuarto.
-Vamos- dije enfadada y tirándole del brazo para bajar la escaleras.
Cuando bajamos las escaleras  de la cocina y nos dirigimos hacia al salón, donde se encontraba mi padre.
-Papá, me voy- mi padre fulminó con la mirada a Jorge, mirándolo de arriba abajo.
‘’No puede ser más discreto, en serio’’ pensé.
-Papá- dije enfadada- para, por favor.
-Tengan cuidado- dijo muy seriamente.
Arrastré a Jorge una vez más por el brazo hacia la puerta de la entrada para irnos de una vez. Cerré y me aseguré de que papá no nos miraba o algo por el estilo, cuando se lo propone puede ser muy sigiloso. Miré a Jorge y le pedí disculpas por aquella escenita de celos.
-Es un poco celoso- le hice entender.
-Lo comprendo-me rodeó con los brazos-yo sería igual.
-Buenos dejamos esto ya y nos vamos- le miré mal
Jorge puso mala cara y susurró algo en silencio.

Todo el camino estuve mirando por la ventana, no tenía muchas ganas de hablar, quería llegar, conocer a ese tipo e irme. No estaba de humor.
Llegamos a una especie de cafetería. ‘’The Peter’s’’, me dije a mi misma. La originalidad del dueño, me abruma…
-¿Es aquí?-me giré para mirarlo.
-Sí- dijo.
Seguidamente, me giré para abrir la puerta, pero justo en ese momento Jorge me agarró el brazo y me obligó a mirarle. Entonces habló.
-Nos iremos pronto, lo prometo.
Le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Era tan dulce, no me podía enfadar con él. Era imposible. Después de la muerte de mi madre siempre estuvo ahí, siempre conseguía retenerme y calmarme y simplemente con un abrazo o diciéndome que todo iría bien.
Él estaba a punto de bajarse del coche.
-Jorge-dije.
Se giró y me miró.
-Gracias- le abracé.
-¿Por qué?-respondió mientras seguía mi abrazo.
-Por estar siempre conmigo.
Se separó y deshizo el abrazo con dulzura.
-Siempre voy a estar-había puesto su mano en mi cuello y con el pulgar acarició mi mejilla.
Después de aquel momento tan tierno y algo empalagoso, por fin nos bajamos del coche. Aparcamos algo lejos ya que el aparcamiento de ese lugar estaba lleno. Al llegar a la entrada, Jorge se apartó abriéndome la puerta y me dejó pasar primero. Aquel lugar  no estaba nada mal, era un ambiente muy agradable. No sabía explicarlo con palabras lo que me hacía sentir. Era como si estuviera en casa. Al fondo había un escenario, Jorge me había comentado que la persona que me iba a presentar, tocaba en una banda que actuaba allí todos los días por la noche. En el escenario había cinco chicos; uno estaba en la batería, otro tocaba el teclado, otro tocaba el bajo y los dos últimos tocaban la guitarra pero uno de ellos, además de tocar la guitarra era el vocalista.
En ese momento estaban tocando una canción, así que supuse que estarían ensayando, ya que todavía quedaban unas horas para anochecer.
‘’Si estás aquí,
Cerca de mí
Todos los sueños se vuelven realidad
Si estás aquí
Cerca de mí
Podemos imaginar
Que somos invencibles’’
El vocalista era increíblemente guapo, tocaba la guitarra muy bien y cantaba de alucine, aunque era demasiado creído. Típico defecto de un chico guapo, que valla por la vida con aires de superioridad. Siendo lo más honesta posible, los otros chicos de la banda no le llegaban ni a la suela del zapato a aquel chico –todas las chicas le miraban- aunque eso era más que comprensible.  
El vocalista empezó a cantar otra canción. En un momento de la canción se dio cuenta de que yo le estaba observando y me dedicó el último verso de la canción mirándome directamente a los ojos.
‘’Dímelo solo una vez
Y tuyo voy a ser’’
Arrugué la nariz y miré hacia otro lado tratando de olvidar aquella situación tan traumática. Bueno… no tanto ya que un chico guapo me acababa de dedicar una canción… ¿PERO QUÉ ESTOY DICIENDO?
-Amor- dijo Jorge- ¿estás bien?
-Sí- miré de nuevo al escenario-¿a quién me vas a presentar?
-Espérame aquí- dijo con una sonrisa.
‘’Igual no iba a irme, me tienes que llevar ya que tú has traído el coche’’ pensé. Que antipática soné en ese momento ¿no?
Jorge se acercó al escenario y saludó a un tal Alex. No sé si había escuchado bien el nombre.
En ese momento el vocalista se bajó del escenario y abrazó a Jorge.
-¿Qué tal tío?-dijo Alex.
NO, NO Y NO, ¿por qué él? ¿Por qué tenía que ser el guaperas ese? El batería tiene cara de buena persona, ¿no podía ser él?
-Genial- dije sarcásticamente.
-Ven te quiero presentar a mi novia- señalándome y acercándose a mí. Al llegar junto a mí, Jorge se puso a mi lado y me rodeó con su brazo por la cintura.
-Hola, soy Alex – se atrevió a decir, ofreciéndome su mano.
-Leah- dije dándole la mano.
Me agarró la mano como si fuese una princesa… ¿se volvió loco?
Jorge me miraba con una sonrisa y no se dio cuenta de las intenciones de Alex. No tardé en soltar mi mano de la de él fulminándole con la mirada.
-Bueno- empezó Alex- ¿se van a quedar a ver el concierto?
-Leah está un poco cansada- dijo Jorge.
-No, no te preocupes- ¿por qué rayos dije eso? ¿Estás loca Leah?
-Bueno, nos quedaremos un ratito- me miró Jorge desconcertado.
-Ey Jorge- habló Alex- ¿recuerdas a mi padre Peter?
Lo dijo justamente porque apareció –Peter- el dueño del bar. Por ese motivo el nombre de la cafetería… ahora todo tenía sentido.  
Jorge y Peter comenzaron a hablar animadamente y me presentó. Aunque yo me uniese a sus risas no me estaba enterando de nada de la conversación, me reía para sentirme integrada.
En un momento Jorge se había ido con Peter, a enseñarle el establecimiento y me quedé sola en la mesa, mirando a la banda y sobre todo a Alex.