smile

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Un día la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos hay que hacerse cargo.
A veces es necesario dar vuelta a la página y empezar de cero, aunque cueste o duela.
El mejor guerrero no es aquel que triunfa siempre sino el que vuelve sin miedo a la batalla.

martes, 24 de marzo de 2015



Día 14 

Ya había acabado todos mis deberes y hoy milagrosamente no tenía que estudiar. ¿Qué podía hacer? Jorge hoy no podía quedar porque tenía un examen el lunes y no había estudiado nada en toda la semana. Este Jorge, siempre dejándolo todo para el último momento. Había llamado a Kaytlin esta mañana y me dijo exactamente con palabras textuales ‘’ ¡por qué narices no habré hecho todos los deberes en su día!’’ Con esto supuse que se habría pasada toda la semana de vaga dejando los deberes y ahora tendría una tonelada de cosas que hacer. A veces ser empollona mola… solo a veces. ¿Qué estoy haciendo con mi vida?
En estos momentos estaba tirada en mi cama, mirando para el techo, ¿divertido verdad? Mi vida es tan emocionante como ver películas en blanco y negro sin sonido, como las que guarda mi abuela en el trastero. Estas películas no pueden ser más aburridas porque es imposible y lo digo de verdad. Cada vez que voy a visitar a mi abuela las tengo que ver… se piensa que me resultan interesantes o algo por el estilo. Encima las vemos en un proyector- sí en un proyector antiguo, del año anterior a Cristo-, ¿no las podíamos ver en un DVD? Estamos en el siglo XXI.
Bueno pasando de este recuerdo… lo mejor sería levantarme de la cama. Siendo sincera me estaba muriendo de hambre y si me quedaba mucho tiempo más en la cama no me iba a levantar seguro. Así que finalmente me levanté, después de haber estado más de una hora ahí tirada sin hacer nada. Cuando ya había luchando contra mi gandulismo, fui a la cocina. Agarré un paquete de galletas en la despensa, no tenía ganas de prepararme nada, y volví a subir hacia mi habitación. Cada vez me costaba subir más las escaleras, ¿es que cada día se sumaba una o algo así? Pasé por el pasillo para llegar a mi cuarto pero antes pasé por la habitación de mi padre y vi en un rincón la guitarra de mi madre. Sí, mi madre tocaba la guitarra y ella me enseñó a mí. Desde los cuatro años más o menos tocaba la guitarra, pero cuando ella se fue, por así decirlo, la dejé de tocar. Recuerdo que nos gustaba ir al parque y tocarla allí. Además ella cantaba –tenía una voz maravillosa-, y cuando terminábamos de tocar, las personas que pasaban por allí nos aplaudían, era una sensación indescriptible.
No pude evitar sonreí ante el recuerdo, me dieron muchas ganas de tocar en aquel momento, y así lo hice. Cuando acabé de comerme mis galletas, me fui con la guitarra al parque. Me senté en el mismo lugar en el que ella y yo nos sentábamos y abrí la funda que contenía el instrumento. Dentro me encontré las partituras con todas las canciones que reversionaba mi madre y algunas hechas por ella misma.
Miré a mi alrededor y no había mucha gente hoy, solo un par de niños jugando y sus madres que conversaban animadamente entre ellas.
Comprobé que la guitarra estaba afinada y así fue. Perfecta. Entonces comencé a tocar algunas acordes a ver si recordaba como tocarla. Para mi sorpresa me había salido muy bien, finalmente me solté y la música salió naturalmente, como si nunca hubiese dejado de tocar.
Toqué she will be loved de Maroon 5, era una de mis canciones favoritas que yo solía tocar con mi madre. De repente se unió a mi melodía una voz que me resultó increíblemente familiar y alcé la cabeza para ver quién cantaba mientras yo tocaba la guitarra.
Alex
Tenía que admitir que su voz era increíble. Yo le seguí acompañando con la guitarra y mientras tanto, el cantaba la canción, bueno la cantaba para mí. No nos paramos de mirar en todo el tiempo que duró la melodía. Me era inevitable desviar la mirada de la suya. ¿Por qué siento que el corazón me va a explotar?
No era nada malo que estuviésemos allí cantando y tocando la guitarra… ¿verdad?
-…and she will be loved – y concluyó.
Perfecto.
Me sonó tan bien. Parecía que habíamos estado ensayando mucho tiempo para hacer aquella melodía.
-No sabía que tocabas la guitarra- no pude decir nada, estaba como hipnotizada por su mirada- Jorge no me dijo nada, solamente me dijo que estudiabas para no sé qué de laboratorio.
-Ingeniería de laboratorio- le corregí, por fin conseguí hablar. Él rio.- y Jorge no sabe que toco la guitarra-le hice saber.
-¿Por qué?-me encogí de hombros ante su pregunta- tocas muy bien- le sonreí-¿quién te enseñó a tocar?
-Mi madre- agaché la cabeza porque se me humedecieron los ojos.
-Perdón- me dijo.
-Da igual- sonreí sin ganas.
-Toca otra canción- me dijo de repente.
-¿Otra vez?- me quejé un poco.
-Venga, por favor- me hizo un puchero.
Negué con la cabeza y me mordí el labio ocultando una sonrisa.
La verdad es que no tenía ni idea de cuál tocar. No se me venía ninguna canción a la cabeza en este momento. Miré un momento hacia adelante y dejé la mirada perdida un momento para pensar. Suspiré, mi repertorio estaba muy anticuado. Creo que debería tocar la guitarra un poco más a menudo.
La verdad es que al finalmente le toqué un pedazo de Thinking Out Loud. Últimamente había estado un poco enviciada con esa canción, la escuchaba a todas horas. Estoy segura de que al final me terminaría cansando de ella, como siempre. ¿No os pasa que os gusta mucho en una canción y las escucháis a todas hora y al final la acabas odiando? La historia de mi vida.
No le toqué demasiado de la canción, la verdad es que era muy reciente y la había improvisado en el momento como pude. La de Maroon 5 no me costó demasiado porque andaba todo el rato tocando esa canción cuando cogía la guitarra más a menudo. En algunas partes levantaba la cabeza y vi como Alex sonreía de oreja a oreja, acompañado de un brillo en sus ojos.
-Me encantó- dijo cuando acabé y volví a respirar. ¿Hacía calor no?
-Gracias- contesté tímidamente.
Nos quedamos un rato mirándonos fijamente, sin decir nada. Me sentía muy incómoda por su mirada y la verdad es que no tenía ningún tema de conversación del que hablar en ese momento, y él tampoco decía nada. Que me mirara así, además me ponía muy nerviosa y aún más incómoda. El aire de mi alrededor se comenzó a enrarecer ya que empecé a respirar más seguidamente y algo agitada, y por último sentí mi corazón enloquecer.
Agaché mi mirada, apartando mis ojos de los suyos y suspiré. Entonces sentí el roce de su mano acariciando mi barbilla, levanté mi cabeza y me sorprendí al encontrarme con su rostro casi pegado al mío. Miré directamente a sus ojos y al mismo tiempo mi mirada bajó hasta sus labios, que estos estaban entreabiertos. Su mano, que se encontraba en mi barbilla, pasó a mi cuello, agarrándolo ligeramente y su pulgar acariciaba suavemente mi mejilla. Con su mano fue acercándome lentamente a él. Nuestras respiraciones se unieron y antes de cerrar mis ojos, le miré por última vez.