smile

smile

Un día la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos hay que hacerse cargo.
A veces es necesario dar vuelta a la página y empezar de cero, aunque cueste o duela.
El mejor guerrero no es aquel que triunfa siempre sino el que vuelve sin miedo a la batalla.

jueves, 19 de febrero de 2015



Día 13
Pi, pi, pi, pi, pi…
El dichoso ruidito del despertador no paraba de sonar, sin cuán ganas tuviese yo de levantarme de mi cama-¡estaba tan calentita!-, que vida más dura. Saqué una de mis manos de debajo de las sábanas y palmeé la superficie de mi mesita de noche intentando dar con aquel cachivache tan molestoso. Cuando por fin lo apagué volví a meter mi brazo bajo las mantas. Por fin paz y tranq…
Pi, pi, pi, pi, pi…
Maldición. Había olvidado que lo tenía en modo repetición. ¿Por qué a mí? Me refugié bajo las sabanas intentando no escuchar el ruido tan molesto, pero no funcionaba. Escuché unos pasos en mi habitación y finalmente mi despertador cesó…
-¿Leah?- me llamó mi padre, ahora desde el pasillo.
Me quité las mantas de la cara y fui abriendo los ojos lentamente para no quedarme ciega, pero mi propósito fue en vano cuando a mi padre se le ocurrió encender la luz para asegurarse de que no estaba dormida.
Genial papá
-Buenos días cielo- decía mientras se acercaba a mí para besarme en la frente.
-Buenos días- dicho esto se fue a trabajar y yo me dediqué a espabilarme.
Me levanté muy perezosamente de mi cama y me vestí con lo primero que encontré en el armario. Cualquier chica que se pegaría media hora decidiendo que ponerse, pero ¡qué flojera! No sé cómo es que se pegan tanto rato, yo tengo demasiado sueño como para pensar. ¿Y el pelo? O sea, ellas siempre están con el pelo perfectamente liso-parece que está lamido por una vaca-, o tienen peinados increíblemente difíciles de hacer y más con mis ánimos mañaneros. Si me cuesta hasta hacerme una coleta…
Tardé más de lo normal en tomarme mi tazón de leche para finalmente irme. ¡Qué mala gana! Odio los lunes y para colmo, hoy era el peor día de la semana en la universidad. No sé si lo habré dicho antes, pero me gustaría ser ingeniería de laboratorio, así que imagínense mis asignaturas. Lo sé soy masoquista, pero me fascina de verdad, aunque lo que no me hace tanta gracia son las matemáticas…  ¿para qué necesito saber hacer un binomio de newton?
Volviendo a que tarde como diez mil años en prepararme esta mañana, finamente ya había llegado a la universidad y me encontré a Jorge en la puerta.
-Hola hermosa- me besó cortamente en los labios.
-Hola- le sonreí.
No pudimos hablar mucho tiempo porque no tardó mucho en sonar el timbre para las clases. Me tocaba biología…


Comida
Comida
Me muero de hambre
Quedaban cinco minutos para que sonase el timbre para el almuerzo. No sé si se habrá notado pero… ME ESTABA MURIENDO DE HAMBRE. No podía concentrarme en la clase con la barriga vacía. Me quedé mirando el reloj fijamente. ‘’Sí Leah, controlas el tiempo’’ pensé.
El profesor de matemáticas terminó uno de los ejercicios y seguidamente miró su reloj de muñeca.
-Todavía quedan 45 segundos- sonrió alegremente con cara de loco y se giró hacia la pizarra para hacer otro ejercicio.
¿EN SERIO?  
-No, profe- se quejó toda la clase.
-Hay que aprovechar el tiempo-contestó- a ver…- entonces sonó el timbre- bueno se acabó- y se fue.
El señor Smith me cae genial pero está loco y a veces su risa da miedo.
Me dirigí a mi taquilla y cambié los libros para las últimas horas de mi día de hoy. Por fin iba a comer, ¡qué hambre tengo por dios! ¿Lo había dicho ya?
Cuando finalmente llegué a la cafetería, pedí una rica hamburguesa y una botella de agua. Miré a mi alrededor con el objetivo de encontrar una mesa vacía, pero me encontré con Kaytlin que me arrastró hasta su mesa y me obligó a sentarme con ella.
-Chicos- anunció- esta es Leah- sonreí tímidamente.
-Hola- moví mi mano en modo de saludo.
-Hola Leah, yo soy Michael Evans- y estrechó mi mano, me pareció simpático. Era alto, de pelo rubio con los ojos marrones claritos. Vestía como cualquier chico de universidad.
-Yo soy Jessica Olson- y me sonrió. La chica era muy guapa y bajita. Su pelo largo negro con ondas y sus ojos azules combinaban a la perfección.
-Encantada- dije sincera.
Cuando acabamos las presentaciones por fin me senté y me zampé mi amada hamburguesa con la cual había soñado toda la clase de matemáticas. Además estuvimos charlando animadamente todo el almuerzo. Eran unas personas muy agradables, siempre tienen algún tema de conversación del que hablar.
Jorge llegó tarde al almuerzo, no sé por qué. Cuando compró su comida se sentó a mi lado
-Tenías hambre- señaló mi plato- pensaba llegar y que al menos todavía estuviese comiendo para hacerte compañía- me reí y me sonrío. ¿Cómo podía ser tan bueno?
Jorge, Michael, Kaytlin y Jessica ya se conocía de antes así que nuestra mesa no paró de hablar.
-Jorge eres la persona más rara del mundo- espetó Jessica
-No es verdad- se defendió.
-Bicho raro- se carcajeó Michael.
Estaba en el medio de una pelea.
-Leah defiéndeme- hizo un pucherito que me causó mucha ternura.
-¿A quién no le gusta el chocolate Jorge?-le atacó Michael
- A mí- murmuró él.
-Pues eso, bicho raro- habló Jessica.
Michael y Jessica chocaron los puños y Jorge puso muy mala cara y aunque me diera mucha pena Jorge, no podía parar de reír. Eran unos genios haciendo bullying.
Mientras ellos seguían en su discusión escuché a una chica hablar de la banda de Alex. Me llamó mucho la atención y escuché atentamente lo que decía.
-¿Vamos a ir hoy al bar para ver a la banda, no?- dijo una chica alta de pelo castaño y ojos negros.
-Sí, obvio- respondió una chica rubia-teñida, se notaba a leguas-, ojos azules y con un culo exageradamente enorme- de hoy no pasa, pienso ir a por Alex- dijo decidida… Piensen en una palabra que empieza por z- y acabé por –orra.
Genial… otra candidata para Alex.
Después de haber escuchando aquella conversación, sonó el timbre y me fui a clase indignada.