Día 7
A
partir de ese día, Kaytlin y yo nos hicimos íntimas, ahora sí que podía decir
que era mi mejor amiga de verdad. Desde ese día nos contamos todo lo que nos
pasa, lo que sentimos y más cosas. Sin ninguna duda, nos habíamos distanciado
por Pablo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTXFviHxjjuwAemiL8fyTiqkAqtVu5vNulGZEo8QADqSKYts03MTvD9PAl8FxqVNB6Pio7QYlaxkAh7w7R7ojivDn_sSGlZt8MI7AmW1ZKj_Iq3YH_c0tILMaNGvIxRHwrc1S2IlR0blLL/s1600/diario.jpg)
-Oye,
¿te puedo hacer una pregunta?
-Claro
que sí Kaytlin.
-¿No
te cansas de decirme Kaytlin?- se río- es muy largo.
-Y
¿cómo te llamo? ¿Kay? – entonces no me pude contener la risa.
-No
tonta, me podrías llamar Kate- arrugué el entrecejo.
-¿Kate?
No se parece en nada tu nombre…
-Tienes
razón, da igual mejor me llamas como siempre- es lo que pensaba hacer querida.
-Pues
vale
-Volviendo
a mi pregunta de antes- se puso seria- ¿te gusta Jorge?
Me
puse nerviosa y desvié la mirada, pensé unos segundos mi respuesta para no
cagarla al decirla, no quería quedar en ridículo.
-No,
ya te dije que no- se me fue la voz en un momento- solamente somos amigos.
-Me
da que no me estás diciendo la verdad- lo dijo levantando una ceja.
-¿Por
qué te iba a mentir?- intenté ponerme seria.
-No
lo sé, pero me he fijado en cómo le miras- me pasé la mano por la frente, creo
que estaba sudando- ¿estás segura de que me dices la verdad?
Cogí
una bocanada de aire.
-Sí,
te estoy diciendo la verdad.
-Bueno
te creo- no lo dijo muy segura.
Ella
intuía que Jorge me gustaba, tenía que demostrar que eso no era así, tenía que
disimular, no quería levantarle ninguna sospecha. No puede enterarse que me
sentía atraída por él, ya que…
-¡Leah!
– me asusté- ¿me estás escuchando?
-No,
perdona- me puso cara de pocos amigos- estaba despistada.
-¿En
qué pensabas?
-No
es nada importante…
No me
dijo nada más, porque ella supo que yo no quería contar nada sobre lo que yo
pensaba. Íbamos camino al centro comercial, escuchábamos música en lo que
llegábamos y de repente Kaytlin empezó a cantar como una loca. Abrí los ojos
como platos, primero porque ella estaba conduciendo y nos íbamos a matar, por
otro lado no pude evitar reírme a carcajadas. Cada día tenía mucho más seguro
de que estaba loca.
-¿De
qué te ríes?- me miró con cara de payasa, sacándome la lengua.
-Pues
de tu mini concierto y de tu hermoso canto. Por tu culpa casi estrellas el
coche.
-
Pero si lo tengo controlado- quitó las manos del volante haciéndose la
listilla, me pregunto qué pasaría si…
-¡Kaytlin
mira por dónde vas! Hay un paso de peatón- ella gritó y entonces exploté a
reír.
Ella
me miró y me pegó. Se cogió un cabreo, pero muy a mi pesar y por mucho que lo
intentase, me hizo demasiada gracia.
-Para
ya, que no hace gracia- y en verdad se estaba riendo.
-Ya,
por eso te ríes- me miró mal- está bien, vamos ya al centro comercial.
-Menos
mal, eres una pesada.
Le
miré y le saqué la lengua y ella sonrió.
Solo
diré que pasamos por todas las tiendas del centro comercial, con todo lo que
compré creo que mi armario ya estaba renovado del todo. Kaytlin y su obsesión
por la moda.
-¿Vamos
a comer?-menos mal- tengo hambre.
-¡Sí!-la
tiré del brazo y entramos a una pizzería
Caminamos
hacía una mesa vacía para sentarnos. Al rato vino el camarero y nos ofreció
algo para beber.
-Leah.
-¿Qué
pasa Kaytlin?- miré hacía donde su mirada se dirigía. Era Pablo con otra chica-
¿Estás bien?
-Claramente-
me mintió- no voy a dejar que me arruine la noche.
-Obviamente-
está era la Kaytlin que yo echaba de menos.
Pasamos
un día espléndido, compré muchísimas cosas, más de lo que había comprado en mis
diecisiete años de vida. Tengo que admitir que al final me acabó gustando, no
fue tan horrendo como pensaba. Kaytlin me llevó a casa. Esta loca casi sigue
para su casa y no me deja en la mía.
-Che
boluda- vamos a molestarla un poquito- qué te pasa a vos, que no me queres
dejar en mi casa.
-A
ver si te dejo en el vertedero- mejor no habló más.
Me
aguanté la risa.
Llegamos
a mi casa y le di las gracias por traerme. Esperé hasta que se marchará con el
coche y me despedí agitando el brazo en alto.
-Hasta
el lunes- dijo.
Me
encaminé hacia la puerta de mi casa y vi una silueta a lo lejos, en medio de la
oscuridad. No pude reconocer quién era, daba muchísimo miedo. Quién narices es
este y qué hace en mi casa a estas horas. ¿Y si es un ladrón? ¿Un asesino? ‘’Actúa
normal Leah’’ me dije. No pasa nada.
-Leah-
escuché
Entonces
me eché a correr, a la mierda lo de actuar normal.
-Pero
¿qué haces? Que soy Jorge- este tío me quiere matar.
-¡Qué
haces tú! ¿Sabes qué hora es? ¡ME HAS ASUSTADO!- estaba muy enfadada.
-Es
que, quería hablar contigo Leah.
-Qué
quieres, me vas a decir lo que supuestamente me ibas a decir la otra vez o te vas
a arrepentir de nuevo- le contesté
-Yo…-
se quedó callado.
-Lo
que me temía- me giré enfadada para irme a casa.
Me cogió
por un brazo y me pegó a él, apenas a unos escasos centímetros. Se me cortó la
respiración, no me quería mover de allí, pero mi orgullo me podía.
-¡Qué
haces!
-Algo
que debí haber hecho hace tiempo.
Puso
sus dos manos en cada lado de mi cintura y me apretó contra él. Me miró unos
segundos e inclinó su cabeza hacia mis labios.
Alaaaa!!! Pues si que fue directo jajajaja. Esto se pone interesante. Quiero maaaaas jijiji.
ResponderEliminarGracias Ana, besitos
Jajajajja sii un poco directo. Besitos yola ♥♥♥
ResponderEliminar