Día
13
Pi,
pi, pi, pi, pi…
El
dichoso ruidito del despertador no paraba de sonar, sin cuán ganas tuviese yo
de levantarme de mi cama-¡estaba tan calentita!-, que vida más dura. Saqué una
de mis manos de debajo de las sábanas y palmeé la superficie de mi mesita de
noche intentando dar con aquel cachivache tan molestoso. Cuando por fin lo
apagué volví a meter mi brazo bajo las mantas. Por fin paz y tranq…
Pi,
pi, pi, pi, pi…
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-¿Leah?-
me llamó mi padre, ahora desde el pasillo.
Me
quité las mantas de la cara y fui abriendo los ojos lentamente para no quedarme
ciega, pero mi propósito fue en vano cuando a mi padre se le ocurrió encender
la luz para asegurarse de que no estaba dormida.
Genial
papá
-Buenos
días cielo- decía mientras se acercaba a mí para besarme en la frente.
-Buenos
días- dicho esto se fue a trabajar y yo me dediqué a espabilarme.
Me
levanté muy perezosamente de mi cama y me vestí con lo primero que encontré en
el armario. Cualquier chica que se pegaría media hora decidiendo que ponerse,
pero ¡qué flojera! No sé cómo es que se pegan tanto rato, yo tengo demasiado
sueño como para pensar. ¿Y el pelo? O sea, ellas siempre están con el pelo
perfectamente liso-parece que está lamido por una vaca-, o tienen peinados increíblemente
difíciles de hacer y más con mis ánimos mañaneros. Si me cuesta hasta hacerme
una coleta…
Tardé
más de lo normal en tomarme mi tazón de leche para finalmente irme. ¡Qué mala
gana! Odio los lunes y para colmo, hoy era el peor día de la semana en la
universidad. No sé si lo habré dicho antes, pero me gustaría ser ingeniería de
laboratorio, así que imagínense mis asignaturas. Lo sé soy masoquista, pero me
fascina de verdad, aunque lo que no me hace tanta gracia son las matemáticas… ¿para qué necesito saber hacer un binomio de
newton?
Volviendo
a que tarde como diez mil años en prepararme esta mañana, finamente ya había
llegado a la universidad y me encontré a Jorge en la puerta.
-Hola
hermosa- me besó cortamente en los labios.
-Hola-
le sonreí.
No
pudimos hablar mucho tiempo porque no tardó mucho en sonar el timbre para las
clases. Me tocaba biología…
Comida
Comida
Me
muero de hambre
Quedaban
cinco minutos para que sonase el timbre para el almuerzo. No sé si se habrá
notado pero… ME ESTABA MURIENDO DE HAMBRE. No podía concentrarme en la clase
con la barriga vacía. Me quedé mirando el reloj fijamente. ‘’Sí Leah, controlas
el tiempo’’ pensé.
El
profesor de matemáticas terminó uno de los ejercicios y seguidamente miró su
reloj de muñeca.
-Todavía
quedan 45 segundos- sonrió alegremente con cara de loco y se giró hacia la pizarra
para hacer otro ejercicio.
¿EN
SERIO?
-No,
profe- se quejó toda la clase.
-Hay
que aprovechar el tiempo-contestó- a ver…- entonces sonó el timbre- bueno se
acabó- y se fue.
El
señor Smith me cae genial pero está loco y a veces su risa da miedo.
Me
dirigí a mi taquilla y cambié los libros para las últimas horas de mi día de
hoy. Por fin iba a comer, ¡qué hambre tengo por dios! ¿Lo había dicho ya?
Cuando
finalmente llegué a la cafetería, pedí una rica hamburguesa y una botella de
agua. Miré a mi alrededor con el objetivo de encontrar una mesa vacía, pero me
encontré con Kaytlin que me arrastró hasta su mesa y me obligó a sentarme con
ella.
-Chicos-
anunció- esta es Leah- sonreí tímidamente.
-Hola-
moví mi mano en modo de saludo.
-Hola
Leah, yo soy Michael Evans- y estrechó mi mano, me pareció simpático. Era alto,
de pelo rubio con los ojos marrones claritos. Vestía como cualquier chico de
universidad.
-Yo
soy Jessica Olson- y me sonrió. La chica era muy guapa y bajita. Su pelo
largo negro con ondas y sus ojos azules combinaban a la perfección.
-Encantada-
dije sincera.
Cuando
acabamos las presentaciones por fin me senté y me zampé mi amada hamburguesa
con la cual había soñado toda la clase de matemáticas. Además estuvimos
charlando animadamente todo el almuerzo. Eran unas personas muy agradables,
siempre tienen algún tema de conversación del que hablar.
Jorge
llegó tarde al almuerzo, no sé por qué. Cuando compró su comida se sentó a mi
lado
-Tenías
hambre- señaló mi plato- pensaba llegar y que al menos todavía estuviese comiendo
para hacerte compañía- me reí y me sonrío. ¿Cómo podía ser tan bueno?
Jorge,
Michael, Kaytlin y Jessica ya se conocía de antes así que nuestra mesa no paró
de hablar.
-Jorge
eres la persona más rara del mundo- espetó Jessica
-No
es verdad- se defendió.
-Bicho
raro- se carcajeó Michael.
Estaba
en el medio de una pelea.
-Leah
defiéndeme- hizo un pucherito que me causó mucha ternura.
-¿A
quién no le gusta el chocolate Jorge?-le atacó Michael
- A
mí- murmuró él.
-Pues
eso, bicho raro- habló Jessica.
Michael
y Jessica chocaron los puños y Jorge puso muy mala cara y aunque me diera mucha
pena Jorge, no podía parar de reír. Eran unos genios haciendo bullying.
Mientras
ellos seguían en su discusión escuché a una chica hablar de la banda de Alex.
Me llamó mucho la atención y escuché atentamente lo que decía.
-¿Vamos
a ir hoy al bar para ver a la banda, no?- dijo una chica alta de pelo castaño y
ojos negros.
-Sí,
obvio- respondió una chica rubia-teñida, se notaba a leguas-, ojos azules y con
un culo exageradamente enorme- de hoy no pasa, pienso ir a por Alex- dijo
decidida… Piensen en una palabra que empieza por z- y acabé por –orra.
Genial…
otra candidata para Alex.
Después
de haber escuchando aquella conversación, sonó el timbre y me fui a clase
indignada.